viernes, 11 de julio de 2014

EL PAPEL DE LA ESCUELA EN LA RURALIDAD

 


INSTITUCIÓN EDUCATIVA ESCUELA NORMAL SUPERIOR DE MARÍA
PROGRAMA DE FORMACIÓN COMPLEMENTARIA
AREA: PEDAGOGÍA Y RURALIDAD
DOCENTE: NIDIA MARÍA VARGAS RENDÓN
SEMESTRE IV
MEDIADOR PEDAGÓGICO NÚMERO DOS


PROPÓSITO:
Reconocer realidades de algunos contextos rurales y el papel de la Escuela.

ENTRADA:
Escuchemos  el siguiente vídeo 


 SABERES PREVIOS
¿Cuáles deben ser los aspectos más importantes que debe contemplar la educación para la ruralidad?
Esta discusión hagámosla primero con un compañero y luego la socializamos.

PROBLEMATIZACIÓN
Desde tu visión personal cuáles crees que sean tus fortalezas y tus debilidades para enfrentarte a la educación rural

CONCEPTUALIZACIÓN
Leamos el texto de Polan Lacki[i]

EDUCACION Y DESARROLLO. PEDAGOGIAS PARA LA EDUCACION DEL MEDIO RURAL

Carta abierta a los profesores de las escuelas fundamentales rurales, de las escuelas agrotécnicas, de las facultades de ciencias agrarias y a los extensionistas agrícolas

En América Latina ya  estamos llegando al consenso de que la más importante de todas las causas de la pobreza y del subdesarrollo rural es la inadecuación e insuficiencia de los conocimientos que poseen los habitantes del campo. Es decir, este consenso indica que existe pobreza rural no tanto porque a los pobres siempre les falten recursos productivos, sino porque les faltan las competencias necesarias----conocimientos, aptitudes, habilidades, valores y hasta actitudes---para que quieran, sepan y puedan corregir sus propias ineficiencias y utilizar los recursos disponibles, con mayor racionalidad, eficiencia y productividad. Esto significa que la pobreza y el subdesarrollo rural son consecuencias directas de las inadecuaciones y "disfuncionalidades" de nuestro anacrónico sistema de educación rural. Con honrosas excepciones algunas  escuelas fundamentales rurales están otorgando una formación divorciada de las más elementales e inmediatas necesidades de vida y de trabajo imperantes en el campo; enseñan a los niños muchos conocimientos irrelevantes, en vez de enseñarles  contenidos  más pragmáticos que ellos puedan utilizar y aplicar en la corrección de sus ineficiencias y en la solución de sus problemas cotidianos. Es verdaderamente impresionante el "desencuentro" existente entre el "qué y cómo" estas escuelas deberían enseñar y "el qué y cómo" están enseñando en la actualidad.

---Las escuelas agrotécnicas y facultades de ciencias agrarias están formando técnicos y profesionales muy teóricos quienes, al egresar, sencillamente no están en condiciones de solucionar los problemas más elementales de los agricultores. 
---La inadecuada formación en los tres niveles de la educación formal, recién mencionados, es a su vez la principal causa de la ineficacia de los servicios de extensión rural, porque los extensionistas no están preparados, ni técnica ni metodológicamente, para enseñar a los agricultores y éstos no están preparados  para asimilar las enseñanzas que los extensionistas les transmiten. Son tantas, tan graves y tan obvias las ineficiencias y distorsiones de dicho sistema y es tan negativa su incidencia en el futuro desempeño de los educandos (como agricultores, como empleados rurales, como padres y madres de familia, como ciudadanos y como miembros de las comunidades) que cuesta creer que aún sigan vigentes, pues ellas son sencillamente inaceptables. Asimismo es difícil entender las razones por las cuales nosotros como sociedad seguimos aceptando, pasivamente durante tantos años, estos anacronismos. Por lo tanto, es necesario y urgente que el referido sistema adopte procedimientos de mayor realismo y objetividad, en los contenidos curriculares, en los métodos pedagógicos y en la administración de las escuelas.

Ya no hay tiempo para seguir formulando justificaciones, reales o imaginarias, del "porque" el sistema de educación rural no lo ha hecho hasta la fecha. Es necesario eliminar estas ineficiencias y distorsiones pero hacerlo de inmediato, aunque las escuelas estén empobrecidas y mal equipadas y aunque sus presupuestos sean muy limitados. Es necesario hacerlo, con o sin decisiones políticas de alto nivel, con o sin recursos externos adicionales; porque ellos no son tan imprescindibles como suelen afirmar los dirigentes de los sindicatos de profesores.

¿Quienes deben ser los protagonistas del cambio: el Ministro de Educación, los parlamentarios  o los propios profesores?  

Aunque reconocidamente existan factores externos al sistema educativo que dificultan su mejor desempeño, gran parte de las "disfuncionalidades" de la educación rural se originan en las propias escuelas y en los propios docentes; idem en las propias agencias locales de extensión rural y en los extensionistas. Por esta razón, son los propios profesores y agentes de extensión quienes pueden eliminar o corregir gran parte de ellas; por más adversas que sean sus condiciones laborales y salariales y por más deseadas o deseables que sean las ayudas externas. 

Gracias a las actuales políticas de descentralización, delegación y desconcentración educativa, el mejoramiento de la calidad de la educación rural no necesariamente debe ocurrir por iniciativa, decisión y acción del Ministro de Educación, del secretario provincial/departamental de educación, de los legisladores del parlamento nacional o provincial, del gobernador de la provincia, del rector de la universidad, del decano de la facultad o del director nacional del servicio de extensión rural. Además, seamos objetivos y realistas, el ministerio nacional y la secretaria provincial de economía/finanzas difícilmente harán una generosa inyección de recursos financieros al sistema de educación rural. En estas condiciones, la introducción de cambios debe depender mucho más de los propios profesores y extensionistas que de las autoridades del país; mucho más de la voluntad y decisión personal de cada educador que de la voluntad y decisión política de los gobiernos. En base a estos antecedentes, se propone que los propios profesores y extensionistas asuman como suyo el desafió de corregir aquellas muchas distorsiones que son "corregibles" por ellos mismos. En vez de seguir reivindicando, infructuosamente durante años y décadas, que el gobierno nacional promueva una macro-reforma impulsada desde arriba hacia abajo y desde afuera hacia adentro del sistema educativo, se sugiere que los profesores y extensionistas efectúen sus propias reformas, desde abajo hacia arriba y desde adentro hacia afuera del referido sistema.
A propósito, en la sección "Artículos" de la Página web  http://www.polanlacki.com.br  están descritas las medidas internas que los profesores y los extensionistas pueden introducir, aún sin contar con las tan reivindicadas ayudas externas.
El empezar la reforma desde adentro y desde abajo, es una manera pragmática y eficaz de romper la inercia y el inmovilismo que actualmente imperan en gran parte del sistema de educación rural. Es necesario eliminar el mito de que no podemos mejorar la calidad de la educación rural  porque siempre "faltan recursos y decisiones políticas de las autoridades nacionales y provinciales", porque tal justificación no siempre es verdadera.

Despierta América Latina:
Los gobiernos colapsaron y urge hacer algo radicalmente diferente
"Cuando los remedios no tienen suficiente eficacia para curar las enfermedades es necesario curar los remedios, para que curen al enfermo" (Padre Vieira-Sermón de Santo Antonio)
  
Ahora no nos queda otra alternativa, tenemos que oír el consejo del Padre Vieira. Los remedios convencionales para curar los males del subdesarrollo ya no pueden ser aplicados, por la sencilla razón de que los gobiernos ya no disponen de ellos. La ilusión de que el Estado paternalista solucionaría todos nuestros problemas se acabó. En todos los países de América Latina, sin excepción, los gobiernos nacionales, provinciales y municipales están debilitados, "desfinanciados" y fuertemente endeudados. Los recursos que recaudan mal alcanzan para pagar deudas e intereses de préstamos, sueldos y jubilaciones; y lo poco que queda se destina a mantener, apenas con vida vegetativa, un aparato burocrático sobredimensionado y casi improductivo.
Es esta insuficiencia de recursos públicos---y no tanto la falta de voluntad política, la principal razón por la cual los sucesivos gobiernos no solucionan los crecientes problemas de la educación, de la salud, de la agricultura, de la infraestructura, del saneamiento básico, del transporte urbano, de la pobreza, de la asistencia a los discapacitados, del combate a la delincuencia, etc. Los gobernantes están virtualmente paralizados, asistiendo pasivamente y aceptando como si fuese aceptable, la persistencia de los siguientes hechos que ya están incorporados a la vida cotidiana de nuestros países:

  • Los desempleados buscan desesperadamente pero no consiguen un empleo.
  • Los enfermos esperan varios días por una consulta médica, semanas por un examen de laboratorio y meses o años por una cirugía; muchos mueren en los pasillos de los hospitales antes de llenar la odiosa "ficha de admisión". 
  • Crecientes cantidades de pobres "residen" y recogen cartones en las calles mientras sus hijos están siendo "educados" en el mundo del vicio y de la delincuencia.
  • En los basureros públicos los más hambrientos están disputando la comida con ratones y cuervos. 
  • Los narcotraficantes tienen más poder y mejores armamentos que los servicios policiales
  • Desde el interior de las cárceles superpobladas muchos delincuentes siguen comandando el crimen organizado y promoviendo frecuentes rebeliones para reivindicar y conseguir que los transfieran para presidios "más democráticos".

Los gobernantes lo poco que hacen, y recién después de ser fuertemente presionados por denuncias de la prensa o por los sindicatos más agresivos, es "apagar los incendios más ruidosos"; pero después que los ruidos disminuyen cesan las acciones gubernamentales, hasta que ocurra la próxima emergencia. Ello ocurre por la elemental razón de que las crecientes necesidades y aspiraciones de los ciudadanos sobrepasan las decrecientes posibilidades de los debilitados gobiernos en satisfacerlas.
Los recursos gubernamentales, que parecían inagotables, están agotados. Entonces tenemos que abandonar las medidas populistas/demagógicas y hacer algo radicalmente diferente. Entre otras cosas: reducir drásticamente la frondosa e improductiva burocracia estatal, eliminar los organismos públicos inoperantes y prescindibles, abolir privilegios ilegítimos disfrazados de "derechos adquiridos", endurecer en el combate a la corrupción, reducir la cantidad de parlamentarios, militares y burócratas improductivos. En resumen, "adelgazar" la máquina gubernamental para que los gobiernos dispongan de los recursos que necesitan para ejecutar las actividades que son realmente importantes e indelegables.

Con los ahorros obtenidos en este "adelgazamiento", la nación en su globalidad (no apenas el gobierno )deberá hacer una inversión, seria y absolutamente prioritaria, en el desarrollo de las capacidades y competencias de los habitantes de cada país. Los propios ciudadanos---quiénes están causando los problemas y quiénes están siendo afectados por ellos---tendrán que ser convocados, formados y capacitados para asumir, en forma individual o a través de grupos organizados, una creciente parcela de responsabilidad en la corrección de los errores que ellos, involuntariamente, están cometiendo y en la solución de sus propios problemas. Reconociendo que los gobiernos no pueden solucionar, año tras año, todos los problemas de todos los ciudadanos, el Estado perpetuador de dependencias deberá transformarse en un Estado educador,"empoderador" de los ciudadanos y emancipador de las dependencias que ellos actualmente tienen de su gobiernos. En las actuales circunstancias de "parálisis" y de impotencia de los servicios públicos, compartir responsabilidades entre el Estado  y los ciudadanos es una propuesta que vale la pena discutir y construir. 

 El fracaso de una educación, rural y urbana, que ofrece "el circo antes del pan"
En los países latinoamericanos, un creciente porcentaje de jóvenes, del medio rural y urbano, ya está consiguiendo concluir la enseñanza fundamental y hasta la media o secundaria. Desafortunadamente, este éxito es más aparente que real, pues en términos concretos está produciendo resultados decepcionantes. Los jóvenes, ahora más escolarizados y con un horizonte de aspiraciones y ambiciones ampliado, se sienten frustrados, por no decir engañados. Después de haber estudiado en esos largos 11 años, durante los cuales alimentaron la ilusión de que este esfuerzo les ofrecería un futuro de oportunidades y de prosperidad, ellos descubren que no están aptos ni para obtener siquiera un modestísimo empleo; pues egresan del sistema escolar sin poseer las "cualidades" que los empleadores esperan y necesitan  encontrar en un buen empleado. Esto ocurre porque el sistema de educación, rural y urbano, no les proporciona los conocimientos útiles, las aptitudes necesarias y ni siquiera las actitudes y los valores que necesitan para ser buenos empleados; tampoco los prepara para que sean buenos ciudadanos y padres de familia que sepan educar, orientar, alimentar y cuidar de la salud de sus hijos, etc. Hablemos sin eufemismos, a excepción de lo que les fue enseñado en los tres primeros años (leer, escribir, efectuar las 4 operaciones aritméticas, aplicar la regla de tres y conocer el sistema métrico), prácticamente todos los demás conocimientos son irrelevantes para que ellos puedan tener un mejor desempeño en el trabajo y en la vida personal, familiar y comunitaria. En esos ocho años posteriores, los pocos contenidos que podrían ser útiles suelen ser enseñados de manera excesivamente teórica, abstracta, fragmentada, y desvinculada de la vida y del trabajo, con lo que se transforman en virtualmente inútiles. Entonces, se impone la siguiente pregunta: ¿para qué estudiaron esos ocho años adicionales?
Seamos objetivos y realistas: ¿cuál es la utilidad o aplicabilidad en la vida cotidiana que tiene la enseñanza teórica de los logaritmos, los determinantes, la geometría analítica, la r la Emperatriz de Bizancio, los faraones y las pirámides del Egipto, la historia de la Mesopotamia y las altitudes de las Montañas Rocosas? Algunos defensores de este conservadorismo educativo afirman que tales contenidos son necesarios para desarrollar la creatividad, el ingenio, el sentido crítico e investigativo, el espíritu de iniciativa de los educandos y para ofrecerles una supuesta "formación integral". Personalmente, opino que existen formas más  inteligentes y productivas para alcanzar tales objetivos. Contenidos más cercanos - en el tiempo y en el espacio - a las realidades cotidianas de los educandos serían mucho más eficaces para desarrollar sus potencialidades latentes, para establecer relaciones entre causas y efectos, para evitar que repitan los errores que fueron cometidos en el pasado, etc. Otros teóricos afirman que es necesario mantener esos contenidos para "democratizar" las oportunidades de acceso a la universidad, ignorando que, en la mayoría de los países de  América Latina, apenas 5 o 10% de los jóvenes tienen ese privilegio. En tales condiciones, no es lógico ni justo castigar y aburrir a los otros 90 o 95 % que no llegarán a la universidad, haciéndoles estudiar durante ocho años temas excesivamente teóricos, abstractos, lejanos, no utilizables y prescindibles, por no decir inútiles.
En la dinámica del mundo contemporáneo, los educandos tienen motivaciones e intereses mucho más inmediatos y concretos. Su principal aspiración es obtener un trabajo bien remunerado para acceder a los bienes y servicios  que ofrece la vida moderna y poder constituir una familia próspera y feliz. Por lo tanto, una educación realista deberá estar orientada al logro de esos anhelos y necesidades concretas y prioritarias de la mayoría de la población; y no a proporcionarle una creciente cantidad de informaciones descontextualizadas, que son irrelevantes y no utilizables en la solución de sus problemas cotidianos.
La realidad concreta nos indica que, después de concluir o abandonar la escuela fundamental o media, la gran mayoría de los educandos rurales:
A - en una primera etapa, van a dedicarse actividades agropecuarias, como productores o como empleados rurales, en las cuales fracasan, entre otras razones, porque la escuela rural prefirió enseñarles la historia del Imperio Romano y el Renacimiento Francés, en vez de enseñarles a producir, administrar predios rurales  y comercializar las cosechas con mayor eficiencia; ignorando que este es el primer requisito para que puedan incrementar sus ingresos y, gracias a ello, sobrevivir con dignidad en el medio rural.
B - en una segunda etapa, después de fracasar en las actividades rurales, esos ex-agricultores y sus hijos emigran para las ciudades donde serán  ayudantes de la construcción civil, albañiles, pintores o carpinteros, choferes, maniobristas o cuidadores de automóviles, policías y vigilantes, cocineros o mozos, y vendedores callejeros, empleadas domésticas o limpiadoras de oficinas y de edificios residenciales, barrenderos (recolectores de basura), oficinistas y obreros de empresas públicas y privadas, etc.; pues, en el mundo moderno son esas actividades urbanas las grandes empleadoras  de mano de obra.
Lo anterior significa que los contenidos curriculares de las escuelas rurales no respondieron a las necesidades de los padres y ahora los contenidos de las escuelas urbanas no responden a las necesidades concretas de sus hijos. Para que esas mayorías puedan realizarse como personas y sean más eficientes y productivas, necesitan de conocimientos que sean útiles y aplicables para mejorar el desempeño en las ocupaciones mayoritarias recién mencionadas; y especialmente para que puedan desempeñar, con eficiencia, otras actividades que son más valoradas por la sociedad y por el mercado de trabajo. El barniz pseudo cultural e intelectual, tan frecuente en nuestros obsoletos currículos, no contribuye al logro de ninguno de esos dos objetivos, pues los potenciales empleadores no están muy interesados en saber si los jóvenes candidatos a un empleo conocen la biografía de Montesquieu, Robespierre o Richelieu.

El abismo existente entre aquello que el sistema de educación enseña y lo que los educandos realmente necesitan aprender es sencillamente inaceptable. Esa disfunción educativa es tan perjudicial a nuestra juventud, al sector productivo y al futuro de nuestras naciones que no podemos seguir aceptando teorizaciones, justificaciones y elucubraciones  de los "especialistas' que insisten en mantener en los currículos  lo superfluo, en vez de reemplazarlo por lo esencial. La sociedad en su conjunto deberá exigir que el sistema de educación adopte transformaciones radicales, corajosas e inmediatas, pues las medidas cosméticas adoptadas por el referido sistema en las últimas décadas han demostrado ser mal priorizadas/orientadas, insuficientes e ineficaces. Los ciudadanos, quienes a través de sus impuestos, están financiando ese anacrónico sistema  de educación y pagando las consecuencias de esa mala calidad educativa, tienen todo el derecho de exigirlo; y el sistema de educación tiene el deber de acatar esta justísima reivindicación. Los contenidos que la mayoría de los educandos, probablemente, nunca utilizará deberán ser sumariamente extirpados de los currículos y reemplazados por conocimientos que tengan una mayor proba probabilidad de ser utilizados por la mayoría  de los educandos, durante el resto de sus vidas. Es necesario ofrecerles una educación que les ayude a que ellos mismos, puedan transformar sus realidades adversas, corregir sus ineficiencias y solucionar sus problemas cotidianos. 

Las crecientes multitudes de desempleados/subempleados, pobres y miserables que no poseen dinero  para pagar un techo digno, comprar los alimentos y las medicinas y mandar sus hijos a la escuela, al médico y al dentista, necesitan, en primerísimo lugar, de una educación útil, en el sentido de que las habilite a conseguir un trabajo/empleo generador de un salario razonable, con el cual puedan satisfacer las necesidades primarias de supervivencia de sus  familias. Estas multitudes de "mal-educados" por nuestras escuelas no están muy interesadas en saber cual es la altitud del Everest o la extensión del Río Nilo; tampoco en conocer  la historia de las competencias  y batallas que ocurrieron en el Circo Máximo o en el Coliseo de Roma. Después que adquieran los conocimientos necesarios para ser empleados más productivos, mejores ciudadanos y buenos padres de familia ellos podrán buscar las oportunidades y fuentes donde adquirir los otros conocimientos que satisfagan a sus curiosidades  y a sus intereses intelectuales y culturales. Esas oportunidades y fuentes de conocimientos no necesariamente deberán ser proporcionadas a través del sistema de educación formal (escolarizada). Es comprensible que los privilegiados de la sociedad que ya tienen acceso al pan deseen ir al circo. Sin embargo, la prioridad de la gran mayoría constituida por los no privilegiados, por los pobres, por los sufridos y por los abandonados es diferente, ellos quieren primero el pan y después el circo.

Y para concluir, la siguiente reflexión que está muy identificada con el actual desafío de nuestra educación: "Es necesario navegar, dejando atrás las tierras y los puertos de nuestros padres y abuelos; nuestros barcos tienen que buscar la tierra de nuestros hijos y nietos, aún no vista, desconocida"-Nietzsche

PROFUNDIZACIÓN
Busca más información sobre el autor y sus ideas sobre la importancia de la educación en el desarrollo rural, en el link que aparece en el texto.

PARA LLEVAR A LA PRÁCTICA
Indago con Padres de familia que viven en la zona rural, sobre que piensan ellos de las diferencias que existen entre la educación en la zona rural con respecto a la zona urbana, cual prefieren y por que.




[i] Polan Lacki nació y vivió su infancia y adolescencia en la zona rural del municipio de Foz do Iguaçu en Brasil. Gracias a esta circunstancia empezó a conocer desde niño los problemas de la agricultura conviviendo con ellos y aprendió a ejecutar varias actividades agrícolas y ganaderas, ejecutándolas. Es Ingeniero Agrónomo por la Universidad Federal Rural de Rio de Janeiro.

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