INSTITUCIÓN EDUCATIVA ESCUELA
NORMAL SUPERIOR DE MARÍA
PROGRAMA DE FORMACIÓN
COMPLEMENTARIA
AREA: PEDAGOGÍA Y RURALIDAD
DOCENTE: NIDIA MARÍA VARGAS RENDÓN
SEMESTRE IV
MEDIADOR PEDAGÓGICO NÚMERO DOS
PROPÓSITO:
Reconocer realidades de algunos contextos rurales y
el papel de la Escuela.
ENTRADA:
Escuchemos el siguiente vídeo
SABERES
PREVIOS
¿Cuáles deben ser los aspectos más importantes que
debe contemplar la educación para la ruralidad?
Esta discusión hagámosla primero con un compañero y
luego la socializamos.
PROBLEMATIZACIÓN
Desde tu visión personal cuáles crees que sean tus
fortalezas y tus debilidades para enfrentarte a la educación rural
CONCEPTUALIZACIÓN
Leamos el
texto de Polan Lacki[i]
EDUCACION Y DESARROLLO. PEDAGOGIAS PARA LA
EDUCACION DEL MEDIO RURAL
Carta abierta a los profesores de las escuelas
fundamentales rurales, de las escuelas agrotécnicas, de las facultades de
ciencias agrarias y a los extensionistas agrícolas
En América Latina
ya estamos llegando al consenso de que la más
importante de todas las causas de la pobreza y del subdesarrollo rural es la
inadecuación e insuficiencia de los conocimientos que poseen los
habitantes del campo. Es decir, este consenso indica que existe pobreza rural
no tanto porque a los pobres siempre les falten recursos productivos, sino
porque les faltan las competencias necesarias----conocimientos,
aptitudes, habilidades, valores y hasta actitudes---para que quieran,
sepan y puedan corregir sus propias ineficiencias y utilizar los recursos
disponibles, con mayor racionalidad, eficiencia y
productividad. Esto significa que la pobreza y el subdesarrollo
rural son consecuencias directas de las inadecuaciones
y "disfuncionalidades" de nuestro anacrónico sistema de
educación rural. Con honrosas excepciones algunas escuelas fundamentales rurales
están otorgando una formación divorciada de las más elementales
e inmediatas necesidades de vida y de trabajo imperantes en el
campo; enseñan a los niños muchos conocimientos irrelevantes, en vez de
enseñarles contenidos más
pragmáticos que ellos puedan utilizar y aplicar en la corrección de sus
ineficiencias y en la solución de sus problemas cotidianos. Es
verdaderamente impresionante el "desencuentro" existente entre el
"qué y cómo" estas escuelas deberían enseñar y "el qué y
cómo" están enseñando en la actualidad.
---Las escuelas agrotécnicas y facultades de
ciencias agrarias
están formando técnicos y profesionales muy teóricos quienes, al egresar, sencillamente
no están en condiciones de solucionar los problemas más
elementales de los agricultores.
---La inadecuada formación en los tres
niveles de la educación formal, recién mencionados, es a su vez la
principal causa de la ineficacia de los servicios de extensión rural, porque los
extensionistas no están preparados, ni técnica ni metodológicamente, para
enseñar a los agricultores y éstos no están preparados para asimilar las
enseñanzas que los extensionistas les transmiten. Son tantas, tan graves y tan
obvias las ineficiencias y distorsiones de dicho sistema y es tan negativa su
incidencia en el futuro desempeño de los educandos (como agricultores,
como empleados rurales, como padres y madres de familia, como ciudadanos y como
miembros de las comunidades) que cuesta creer que aún sigan vigentes,
pues ellas son sencillamente inaceptables. Asimismo es difícil entender las
razones por las cuales nosotros como sociedad seguimos aceptando, pasivamente
durante tantos años, estos anacronismos. Por lo tanto, es necesario y
urgente que el referido sistema adopte procedimientos de
mayor realismo y objetividad, en los contenidos curriculares, en los
métodos pedagógicos y en la administración de las escuelas.
Ya no hay tiempo para seguir formulando justificaciones,
reales o imaginarias, del "porque" el sistema de educación
rural no lo ha hecho hasta la fecha. Es necesario eliminar estas
ineficiencias y distorsiones pero hacerlo de inmediato, aunque las
escuelas estén empobrecidas y mal equipadas y aunque sus presupuestos sean muy
limitados. Es necesario hacerlo, con o sin decisiones políticas de alto
nivel, con o sin recursos externos adicionales; porque ellos no son tan
imprescindibles como suelen afirmar los dirigentes de los sindicatos de profesores.
¿Quienes deben ser los protagonistas del
cambio: el Ministro de Educación, los parlamentarios o los propios
profesores?
Aunque reconocidamente existan
factores externos al sistema educativo que dificultan su mejor desempeño,
gran parte de las "disfuncionalidades" de la educación
rural se originan en las propias escuelas y en los propios docentes; idem
en las propias agencias locales de extensión rural y en
los extensionistas. Por esta razón, son los propios profesores y agentes
de extensión quienes pueden eliminar o corregir gran parte de
ellas; por más adversas que sean sus condiciones laborales y
salariales y por más deseadas o deseables que sean las ayudas
externas.
Gracias a las actuales políticas de
descentralización, delegación y desconcentración educativa, el mejoramiento de
la calidad de la educación rural no necesariamente debe ocurrir por iniciativa, decisión
y acción del Ministro de Educación, del secretario
provincial/departamental de educación, de los legisladores del parlamento
nacional o provincial, del gobernador de la provincia, del rector de la
universidad, del decano de la facultad o del director nacional del servicio de
extensión rural. Además, seamos objetivos y realistas, el ministerio nacional y
la secretaria provincial de economía/finanzas difícilmente harán
una generosa inyección de recursos financieros al sistema de
educación rural. En estas condiciones, la introducción de
cambios debe depender mucho más de los propios profesores y extensionistas
que de las autoridades del país; mucho más de la voluntad y
decisión personal de cada educador que de la voluntad y
decisión política de los gobiernos. En base a estos
antecedentes, se propone que los propios profesores y extensionistas
asuman como
suyo el desafió de corregir aquellas muchas
distorsiones que son "corregibles" por ellos mismos. En vez de seguir
reivindicando, infructuosamente durante años y décadas, que el gobierno
nacional promueva una macro-reforma impulsada desde arriba hacia abajo y desde afuera
hacia adentro del sistema educativo, se sugiere que
los profesores y extensionistas efectúen sus
propias reformas, desde abajo hacia arriba y desde adentro hacia afuera
del referido sistema.
A propósito, en la sección
"Artículos" de la
Página web http://www.polanlacki.com.br están descritas las medidas internas que
los profesores y los extensionistas pueden introducir, aún sin contar
con las tan reivindicadas ayudas externas.
El empezar la reforma desde adentro y
desde abajo, es una manera pragmática y eficaz de romper la
inercia y el inmovilismo que actualmente imperan en gran parte
del sistema de educación rural. Es necesario eliminar el mito de que no
podemos mejorar la calidad de la educación rural porque siempre
"faltan recursos y decisiones políticas de las autoridades nacionales
y provinciales", porque tal justificación no siempre es verdadera.
Despierta
América Latina:
Los gobiernos
colapsaron y urge hacer algo radicalmente
diferente
"Cuando los remedios no tienen suficiente
eficacia para curar las enfermedades es necesario curar los remedios, para que
curen al enfermo" (Padre Vieira-Sermón de Santo Antonio)
Ahora no nos queda otra alternativa, tenemos
que oír el consejo del Padre Vieira. Los remedios convencionales para
curar los males del subdesarrollo ya no pueden ser aplicados, por la sencilla
razón de que los gobiernos ya no disponen de ellos. La ilusión de que el
Estado paternalista solucionaría todos nuestros problemas se acabó. En
todos los países de América Latina, sin excepción, los gobiernos nacionales,
provinciales y municipales están debilitados,
"desfinanciados" y fuertemente endeudados. Los recursos que
recaudan mal alcanzan para pagar deudas e intereses de
préstamos, sueldos y jubilaciones; y lo poco que queda se destina a
mantener, apenas con vida vegetativa, un aparato burocrático
sobredimensionado y casi improductivo.
Es esta insuficiencia de recursos
públicos---y no tanto la falta de voluntad política, la principal
razón por la cual los sucesivos gobiernos no solucionan
los crecientes problemas de la educación, de la
salud, de la agricultura, de la infraestructura, del saneamiento básico,
del transporte urbano, de la pobreza, de la asistencia a los discapacitados,
del combate a la delincuencia, etc. Los gobernantes están
virtualmente paralizados, asistiendo pasivamente y aceptando como si fuese
aceptable, la persistencia de los siguientes hechos que ya están
incorporados a la vida cotidiana de nuestros países:
- Los desempleados buscan desesperadamente pero no
consiguen un empleo.
- Los enfermos esperan varios días por
una consulta médica, semanas por un examen de laboratorio y
meses o años por una cirugía; muchos mueren en los pasillos de los
hospitales antes de llenar la odiosa "ficha de admisión".
- Crecientes cantidades de pobres
"residen" y recogen cartones en las calles mientras sus hijos
están siendo "educados" en el mundo del vicio y de
la delincuencia.
- En los basureros públicos los más hambrientos
están disputando la comida con ratones y cuervos.
- Los narcotraficantes tienen más poder y
mejores armamentos que los servicios policiales
- Desde el interior de las
cárceles superpobladas muchos delincuentes siguen comandando el
crimen organizado y promoviendo frecuentes rebeliones para reivindicar
y conseguir que los transfieran para presidios "más
democráticos".
Los gobernantes lo poco que hacen, y recién
después de ser fuertemente presionados por denuncias de la prensa o por
los sindicatos más agresivos, es "apagar los incendios más ruidosos";
pero después que los ruidos disminuyen cesan las acciones gubernamentales,
hasta que ocurra la próxima emergencia. Ello ocurre por la elemental
razón de que las crecientes necesidades y aspiraciones de los ciudadanos sobrepasan
las decrecientes posibilidades de los debilitados gobiernos en satisfacerlas.
Los recursos gubernamentales, que parecían
inagotables, están agotados. Entonces tenemos que abandonar las
medidas populistas/demagógicas y hacer algo radicalmente diferente.
Entre otras cosas: reducir drásticamente la frondosa e improductiva burocracia
estatal, eliminar los organismos públicos inoperantes y prescindibles, abolir
privilegios ilegítimos disfrazados de "derechos adquiridos",
endurecer en el combate a la corrupción, reducir la cantidad de parlamentarios,
militares y burócratas improductivos. En resumen, "adelgazar" la
máquina gubernamental para que los gobiernos dispongan de los recursos que
necesitan para ejecutar las actividades que son realmente importantes e indelegables.
Con los ahorros obtenidos en este
"adelgazamiento", la nación en su globalidad (no apenas el gobierno
)deberá hacer una inversión, seria y absolutamente prioritaria, en el
desarrollo de las capacidades y competencias de los habitantes de cada país.
Los propios ciudadanos---quiénes están causando los problemas y quiénes están
siendo afectados por ellos---tendrán que ser convocados, formados y capacitados
para asumir, en forma individual o a través de grupos organizados, una
creciente parcela de responsabilidad en la corrección de los errores que
ellos, involuntariamente, están cometiendo y en la solución de sus propios
problemas. Reconociendo que los gobiernos no pueden solucionar, año tras año,
todos los problemas de todos los ciudadanos, el Estado perpetuador de dependencias deberá
transformarse en un Estado educador,"empoderador" de los
ciudadanos y emancipador de las dependencias que ellos actualmente
tienen de su gobiernos. En las actuales circunstancias de "parálisis"
y de impotencia de los servicios públicos, compartir responsabilidades entre el
Estado y los ciudadanos es una propuesta que vale la pena discutir y
construir.
El fracaso de una educación, rural y urbana, que
ofrece "el circo antes del pan"
En los países latinoamericanos, un
creciente porcentaje de jóvenes, del medio rural y urbano,
ya está consiguiendo concluir la enseñanza fundamental y hasta la media o
secundaria. Desafortunadamente, este éxito es más aparente que real,
pues en términos concretos está produciendo resultados decepcionantes. Los
jóvenes, ahora más escolarizados y con un horizonte de aspiraciones y ambiciones ampliado,
se sienten frustrados, por no decir engañados. Después de haber estudiado
en esos largos 11 años, durante los cuales alimentaron la ilusión de
que este esfuerzo les ofrecería un futuro de oportunidades y de
prosperidad, ellos descubren que no están aptos ni para
obtener siquiera un modestísimo empleo; pues egresan del
sistema escolar sin poseer las "cualidades" que los
empleadores esperan y necesitan encontrar en un buen empleado. Esto
ocurre porque el sistema de educación, rural y urbano, no les
proporciona los conocimientos útiles, las aptitudes necesarias y ni
siquiera las actitudes y los valores que necesitan para ser buenos
empleados; tampoco los prepara para que sean buenos ciudadanos y padres de
familia que sepan educar, orientar, alimentar y cuidar de la salud de sus
hijos, etc. Hablemos sin eufemismos, a excepción de lo que les fue
enseñado en los tres primeros años (leer, escribir, efectuar las 4
operaciones aritméticas, aplicar la regla de tres y conocer el sistema
métrico), prácticamente todos los demás conocimientos son irrelevantes
para que ellos puedan tener un mejor desempeño en el trabajo y en la vida
personal, familiar y comunitaria. En esos ocho años posteriores, los pocos
contenidos que podrían ser útiles suelen ser enseñados de manera
excesivamente teórica, abstracta, fragmentada, y desvinculada de la vida y del
trabajo, con lo que se transforman en virtualmente inútiles. Entonces, se
impone la siguiente pregunta: ¿para qué estudiaron esos ocho años adicionales?
Seamos objetivos y realistas: ¿cuál es la
utilidad o aplicabilidad en la vida cotidiana que tiene la enseñanza teórica de
los logaritmos, los determinantes, la geometría analítica, la r
la Emperatriz de Bizancio, los faraones y las pirámides del Egipto, la
historia de la Mesopotamia y las altitudes de las Montañas
Rocosas? Algunos defensores de este conservadorismo educativo afirman
que tales contenidos son necesarios para desarrollar la creatividad, el
ingenio, el sentido crítico e investigativo, el espíritu de iniciativa de los
educandos y para ofrecerles una supuesta "formación integral".
Personalmente, opino que existen formas más inteligentes y productivas
para alcanzar tales objetivos. Contenidos más cercanos - en el tiempo y en
el espacio - a las realidades cotidianas de los educandos serían mucho más
eficaces para desarrollar sus potencialidades latentes, para establecer
relaciones entre causas y efectos, para evitar que repitan los errores que
fueron cometidos en el pasado, etc. Otros teóricos afirman que es necesario mantener
esos contenidos para "democratizar" las oportunidades de acceso
a la universidad, ignorando que, en la mayoría de los países
de América Latina, apenas 5 o 10% de los jóvenes tienen
ese privilegio. En tales condiciones, no es lógico ni justo castigar y
aburrir a los otros 90 o 95 % que no llegarán a la universidad,
haciéndoles estudiar durante ocho años temas excesivamente teóricos,
abstractos, lejanos, no utilizables y prescindibles, por no decir inútiles.
En la dinámica del mundo contemporáneo, los
educandos tienen motivaciones e intereses mucho más inmediatos y
concretos. Su principal aspiración es obtener un trabajo bien remunerado
para acceder a los bienes y servicios que ofrece la vida moderna y poder
constituir una familia próspera y feliz. Por lo tanto, una educación realista
deberá estar orientada al logro de esos anhelos y necesidades concretas y
prioritarias de la mayoría de la población; y no a proporcionarle una creciente
cantidad de informaciones descontextualizadas, que son irrelevantes y no utilizables
en la solución de sus problemas cotidianos.
La realidad concreta nos indica que,
después de concluir o abandonar la escuela fundamental o media, la gran
mayoría de los educandos rurales:
A - en una primera etapa, van a
dedicarse actividades agropecuarias, como productores o como empleados
rurales, en las cuales fracasan, entre otras razones, porque la escuela
rural prefirió enseñarles la historia del Imperio Romano y el Renacimiento
Francés, en vez de enseñarles a producir, administrar predios rurales
y comercializar las cosechas con mayor eficiencia; ignorando que este es
el primer requisito para que puedan incrementar sus ingresos y, gracias a ello,
sobrevivir con dignidad en el medio rural.
B - en una segunda etapa, después de
fracasar en las actividades rurales, esos ex-agricultores y sus hijos emigran
para las ciudades donde serán ayudantes de la construcción civil,
albañiles, pintores o carpinteros, choferes, maniobristas o cuidadores de
automóviles, policías y vigilantes, cocineros o mozos, y vendedores callejeros,
empleadas domésticas o limpiadoras de oficinas y de edificios
residenciales, barrenderos (recolectores de basura), oficinistas y obreros de
empresas públicas y privadas, etc.; pues, en el mundo moderno son esas
actividades urbanas las grandes empleadoras de mano de obra.
Lo anterior significa que
los contenidos curriculares de las escuelas rurales no respondieron
a las necesidades de los padres y ahora los contenidos de las escuelas
urbanas no responden a las necesidades concretas de sus hijos.
Para que esas mayorías puedan realizarse como personas y sean más
eficientes y productivas, necesitan de conocimientos que sean útiles y
aplicables para mejorar el desempeño en las ocupaciones mayoritarias
recién mencionadas; y especialmente para que puedan desempeñar, con eficiencia,
otras actividades que son más valoradas por la sociedad y por el mercado de
trabajo. El barniz pseudo cultural e intelectual, tan frecuente en
nuestros obsoletos currículos, no contribuye al logro de ninguno de esos
dos objetivos, pues los potenciales empleadores no están muy interesados en
saber si los jóvenes candidatos a un empleo conocen la biografía de
Montesquieu, Robespierre o Richelieu.
El abismo existente entre aquello
que el sistema de educación enseña y lo que los educandos realmente
necesitan aprender es sencillamente inaceptable. Esa disfunción educativa
es tan perjudicial a nuestra juventud, al sector productivo y al futuro de
nuestras naciones que no podemos seguir aceptando teorizaciones, justificaciones
y elucubraciones de los "especialistas' que insisten en mantener en
los currículos lo superfluo, en vez de reemplazarlo por lo esencial. La
sociedad en su conjunto deberá exigir que el sistema de educación adopte
transformaciones radicales, corajosas e inmediatas, pues las medidas
cosméticas adoptadas por el referido sistema en las últimas décadas han
demostrado ser mal priorizadas/orientadas, insuficientes e ineficaces. Los
ciudadanos, quienes a través de sus impuestos, están financiando ese anacrónico
sistema de educación y pagando las consecuencias de esa mala calidad
educativa, tienen todo el derecho de exigirlo; y el sistema de educación tiene
el deber de acatar esta justísima reivindicación. Los contenidos que la
mayoría de los educandos, probablemente, nunca utilizará deberán ser
sumariamente extirpados de los currículos y reemplazados por
conocimientos que tengan una mayor proba probabilidad de ser utilizados
por la mayoría de los educandos, durante el resto de sus vidas. Es
necesario ofrecerles una educación que les ayude a que ellos mismos, puedan
transformar sus realidades adversas, corregir sus ineficiencias
y solucionar sus problemas cotidianos.
Las crecientes multitudes de
desempleados/subempleados, pobres y miserables que no poseen dinero para
pagar un techo digno, comprar los alimentos y las medicinas y mandar sus hijos
a la escuela, al médico y al dentista, necesitan, en primerísimo lugar,
de una educación útil, en el sentido de que las habilite
a conseguir un trabajo/empleo generador de un salario
razonable, con el cual puedan satisfacer las necesidades primarias de
supervivencia de sus familias. Estas multitudes de
"mal-educados" por nuestras escuelas no están muy interesadas en
saber cual es la altitud del Everest o la extensión del
Río Nilo; tampoco en conocer la historia de las
competencias y batallas que ocurrieron en el Circo Máximo o en el
Coliseo de Roma. Después que adquieran los conocimientos necesarios para
ser empleados más productivos, mejores ciudadanos y buenos padres de familia
ellos podrán buscar las oportunidades y fuentes donde adquirir los otros
conocimientos que satisfagan a sus curiosidades y a sus intereses intelectuales
y culturales. Esas oportunidades y fuentes de conocimientos no necesariamente
deberán ser proporcionadas a través del sistema de educación formal
(escolarizada). Es comprensible que los privilegiados de la sociedad que ya
tienen acceso al pan deseen ir al circo. Sin embargo, la prioridad de la gran
mayoría constituida por los no privilegiados, por los pobres, por los
sufridos y por los abandonados es diferente, ellos quieren primero el
pan y después el circo.
Y para concluir, la siguiente reflexión que está
muy identificada con el actual desafío de nuestra educación: "Es
necesario navegar, dejando atrás las tierras y los puertos de nuestros padres y
abuelos; nuestros barcos tienen que buscar la tierra de nuestros hijos y
nietos, aún no vista, desconocida"-Nietzsche
PROFUNDIZACIÓN
Busca más información sobre el autor y sus ideas sobre la importancia de la
educación en el desarrollo rural, en el link que aparece en el texto.
PARA LLEVAR A LA PRÁCTICA
Indago con Padres de familia que viven en la zona rural, sobre que piensan ellos de las diferencias que existen entre la educación en la zona rural con respecto a la zona urbana, cual prefieren y por que.
[i] Polan Lacki nació y vivió su infancia y
adolescencia en la zona rural del municipio de Foz do Iguaçu en Brasil. Gracias
a esta circunstancia empezó a conocer desde niño los problemas de la
agricultura conviviendo con ellos y aprendió a ejecutar varias actividades agrícolas
y ganaderas, ejecutándolas. Es Ingeniero Agrónomo por la Universidad Federal
Rural de Rio de Janeiro.
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